EN BUSCA DEL FESTIVAL PERDIDO

Es impresionante la cantidad de festivales de cortometrajes que existen hoy en día. Más allá de los grandes festivales de cine españoles (Seminci, San Sebastián, Málaga o Sitges), existen innumerables certámenes de cortometrajes en cualquer rincón del territorio español. Así que si eres un puto perfeccionista, extremadamente metódico y especialmente obsesivo, realizar una base de datos de todos ellos resulta una tarea altamente compleja y laboriosa. Leer cientos de bases de cientos de concursos, diseñar la perfecta plantilla de excel donde volcar todos los datos, elegir el modo de ordenación y descartar todos aquellos para los cuales no cumplimos los requisitos mínimos supone una ingente cantidad de horas que por el bien familiar saco de mis horas de sueño.
Y suerte de Internet y el gran Dios Google, que facilita enormemente el trabajo. Gracias al gran buscador, he podido conocer festivales que se celebran en recónditos lugares, que premian a los ganadores con jamones o productos originarios de la tierra, que se celebran al aire libre en veranito o que te piden hasta la talla de gallumbos para realizar la inscripción. Y este curro no es nada; en cuanto acabemos el corto, se inicia otro curro guapo: enviar a todos los festivales un DVD con el corto y esperar que les guste. Si la cosa va bien, prometo informaros puntualmente, y si hace falta se fleta un autocar con amigos y familiares con destino el festival de turno, para que así, al menos, podamos ganar el premio del público.

Es lo que tiene no tener pasta para sobornar al jurado…

(Continúa en EL ETALONAJE)

(Viene de IMPACIENTES)