sábado, 14 de febrero de 2009

“1, 2, 3...“ EN CLERMONT-FERRAND (V): Viaje de regreso

Tras la mañana inhábil, dimos habida cuenta de un Carpaccio, una ensalada y dos farfalles a la boloñesa (impresionantes, por cierto) para poco después dirigirnos a nuestro hotel a recoger las maletas. En el Hotel Marmotel se enrollaron y no nos cobraron la noche de más que teníamos reservada, razón por la cual mi recuerdo sobre mi estancia allí mejoró considerablemente. Depósito a tope, una tableta de chocolate para el camino y listos para la vuelta a casa. Una vuelta a casa que se complicó un pelín. A tan sólo unos 100km de Clermont-Ferrand una impresionante tormenta de nieve nos pilló sin cadenas y con sólo una rayita de batería en los móviles. El primer mal trago lo pasamos como pudimos: un quita nieves nos inundó el parabrisas de toneladas de nieve, hecho que nos tapó toda visibilidad sobre la carretera durante unos 4 segundos que parecieron eternos.



El segundo mal rato llegó cuando la tormenta se acrecentó, y el suelo se llenó de nieve, mientras intentábamos reseguir las roderas de los pocos valientes (inconscientes) que como nosotros preferían ir tirando en vez de parar sensatamente. Durante un buen rato, a una velocidad de entre 10-20 km/h, estuvimos a punto de quedarnos atrapados en mitad de la autopista, además de múltiples patinazos del coche.



Pero lo peor estaba por llegar, cuando un buen rato después, ya sin nieve, más relajados y a mayor velocidad, y justo tras pasar el viaducto de Millau, nos encontramos con la calzada helada y un coche cruzado en medio del carril derecho; el Corsa de comportó como un campeón y en vez de acabar como el coche de delante, conseguimos controlar el peazo patinazo y evitar la colisión. En definitiva, “PA HABERNOS MATAO”.



Con las piernas temblando, el corazón en la nuca y los ojos fuera de las órbitas llegamos a La Jonquera, donde vientos, nieves y lluvias desaparecieron para hacer el resto del viaje de vuelta mucho más tranquilo. A las 22:30 horas llegábamos a Barcelona, sanos y salvos (y nunca mejor dicho).

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